EL INTERCAMBIO DE SIDA
Ana Cecilia Contreras Del Valle, era de una de las grandes ciudades de nuestra patria, por motivos de estudio se trasladó a vivir a la gran Lima, en donde se enamoró de Carlos Rafael Iroshimo, García, ella estudiaba Ciencias de la Comunicación, él estudiaba Obstetricia ambos en la misma Universidad, el enamoramiento fue tan rápido y tan fuerte para ella que en poco tiempo se casaron, sin terminar sus estudios, para ayudarse comenzó a modelar y él trabajaba en un club nocturno.
El tiempo comenzó a pasar y los estudios se distanciaban cada día más y más de ambos, un día ella lo encuentra en las páginas de internet, mirando fotos de supuestos hombres y mujeres desnudos que eran colgados por sus parejas, ella no le dijo nada, pero el comenzó a contar todo lo que leía, esto le incomodaba y sin más, ni menos se lo dijo.
- No me gusta lo que lees, tampoco me gusta que me lo cuentes, eso es para personas enfermas, de falta de equilibrio emocional, aquellos que no son felices en su hogar, buscan en donde refugiarse, es algo indigno el colgar sus fotos desnudas.
Él contestó.
- Quizás pero no muestran su rostro
- Al comienzo, dijo ella, agregando, no me gusta aunque no lo muestren.
- Y yo que te iba a pedir tomarte una foto.
- Estás loco, ni lo sueñes, no te das cuenta que todo eso es un engaño solo para separar parejas, cuelgan fotos de prostitutas, como si fuesen parejas casadas, para enfermar a los más ingenuos y terminen con su felicidad en los suelos, divorciados, distanciados, enfermos.
- Te tienes que dormir, dijo él, como quién decía dormida te tomo fotos.
- Mejor nos divorciamos, contestó ella, porque con el solo proponérmelo, me estás diciendo que no me amas, porque eso es lujuria, me he casado contigo para amarte y respetarte, no para comportarme como un prostituta escondida.
- No, amor solo fue una broma.
- Pasaron los días, él seguía con ese tipo de lectura, para esto ella le dijo.
- En lugar de estudiar, estás con lecturas baratas, que lo único que vas a conseguir es separarnos.
- Por qué te molestas, no te comento nada.
- No me comentas, pero te estás idiotizando, creo que es mejor que dejes ese trabajo que tienes y busques otro, me parece que ese tipo de trabajo no es para personas honorables.
- Está bien, no más esa lectura, para que veas que te amo.
Pasó el tiempo, en una oportunidad, recibieron una invitación de uno de sus amigos del Club Nocturno.
Asistieron, había buena música, en momentos romántica, tragos, comida, y de repente juegos, de salón en donde el que perdía bailaba haciendo Striptease.
La palabra striptease, es una palabra compuesta que significa strip (Desnudarse) tease (Engañar) en donde la persona se desnuda lenta y sugestivamente al compás de la música que le acompañe, esto produce una reacción excitante en los espectadores, que por lo regular exigen para ver más, y más desnuda a la persona que le tocó bailar.
En esta oportunidad, la primera participante que le tocó bailar dijo:
- Quién me va a bajar el cierre, ya que mi marido no puede, con una sonrisa coqueta miró a la nueva pareja invitada, todos voltearon para invitar a Carlos Rafael, Ana Cecilia, le tomó fuertemente del brazo, Carlos Rafael, regalo una sonrisa pesada. Al no pararse, ó otro tomó su lugar, le bajó el cierre lentamente, no sin dejar de acariciar sus glúteos para que ella continúe desnudándose, hasta mostrar sus genitales, todos se reían y festejaban.
Ana Cecilia, se levantó indignada, se dirigió a la puerta, Carlos Rafael de tras de ella pero la puerta estaba con llave, ella grito que le abran la puerta que no la podían retener, entonces le abrieron, uno de los que estaban allí, le pidió disculpas, ella no contestó, ni habló a su esposo por semana, a pesar de que el trataba de disculparse, ella se retiraba sin escucharle, un día ella le dijo.
- Carlos Rafael, nos separamos, lo que hiciste no te lo voy a perdonar nunca, eso es para gente enferma.
- Carlos Rafael, le pidió perdón, le dijo que no la dejará, que no podría vivir sin ella, que él no sabía que esa reunión iba a tener ese final y por último que ese mismo día renunciaba a ese trabajo, porque ella era lo más importante para él.
A si fue, estuvieron tranquilos durante mucho tiempo hasta el día en que la muerte lo separó de él, quedando sola.
Yo conocí a Ana Cecilia no en la gran Lima, la conocí en otra ciudad, estaba con mi esposa Clarita, a quién amo tanto, y gracias a Dios estamos unidos mucho tiempo en las buenas y en las malas, jamás nos separamos, porque cuando uno se une en matrimonio es para estar unido. Su madre le decía si tu esposo se va a vivir a la punta de cerro, tú te vas con él, porque le perteneces conforme él te pertenece a ti (I Corintios 7.4)
Dios, a través del matrimonio, forma la familia y lo señorea, Dios en matrimonio los hace una sola carne, por lo tanto deben vivir unidos y formar una nueva familia, porque lo que Dios a unido no lo separe nadie. (Mateo 19.3)
En la primera familia tienes a tu padre, tu madre, tus hermanos en caso de tenerlos, en la segunda familia eres tú el padre o la madre y tus hijos los que la conforman, sin la unión divina o de Dios, el matrimonio es puramente humano. (Malaquías 2.14)
Esto quiere decir que deben vivir juntos marido y mujer, no deben de vivir separados, deben amarse y respetarse, porque ellos decidieron unirse voluntariamente, el amor es respeto no es abuso, no es lujuria, no es maltrato, es respeto, es protección mutua, si uno cae, el otro lo levantará (Eclesiastés 4. 10-12)
Cuando conocí a Ana Cecilia, ella estaba delgada, muy delgada, me dijeron que tenía cáncer, la vi tan delicada físicamente que le tenía un gran sentimiento, ella en una oportunidad se quedó varias noches a dormir en casa, se acomodó junto con mi hijita con quién conversaba entretenidamente.
Siempre le decía que había tenido su esposo al que le llamaba Rey y su perro al que le pusieron Príncipe, que ella amaba mucho a su esposo, y que su esposo lo amo mucho a ella, que como no pudieron tener hijos le pusieron Príncipe a su perro, pero que siempre fueron felices.
Ana Cecilia, le contaba que su esposo había sido una persona muy buena, que le la mimaba mucho, que lastimosamente murió en un accidente de tránsito.
Casi todo el tiempo terminaba hablando de su esposo, que ella nunca iba a dejar de amarlo, porque él siempre fue el amor de su vida, era tan tierno con ella, y que con su muerte ella sentía que también ella había fallecido, en oportunidades botaba unas lágrimas, yo siempre le ruego a Dios que lo tenga a su lado y le perdone sus pecados si los tenía, que desde que lo conoció, fue feliz con él.
Siempre le veía, con interés de ir a la playa, uno de los balnearios de la ciudad era de su preferencia, yo casi no la veía, menos le hablaba, sólo me conversaban de ella, pero cuando me veía siempre me saludaba con mucha amabilidad, en una oportunidad me dijo algo que siempre recuerdo.
- Se nota que usted ama a su familia, mi esposo era igual, aunque no tuvimos hijos siempre me amo, fui yo el único amor de su vida.
- Los felicitó, le respondí, porque de esa manera manda la biblia.
Pasó el tiempo y en una oportunidad la vi más decaída, pregunte por ella, me contestó Carla, una amiga de mi hijo que fue la que le presentó a mi esposa, hijo e hija.
- Así tiene sus días, seguramente no ha tomado su medicina, o está deprimida, seguro que más tarde se va a la playa.
- Le gusta la playa.
- Sí, siempre va, le recuerda a su esposo, muchas veces dice que ya quisiera estar a su lado, porque lo extraña mucho, él la mimaba mucho y le cuidaba de su enfermedad, la pobre llora cada vez que lo recuerda creó que eso es lo que más la deprime.
- ¿Han vivido cerca al mar? Pregunte.
- No, pero él siempre la llevaba todas las semanas, para recitarle o hacerle poesías, era muy romántico.
Pasó el tiempo en una oportunidad nos comentó que su lavatorio votaba mucha agua, que le mojaba mucho, había preguntado los accesorios y la mano de obra, pero que no le alcanzaba, entonces mi señora le dijo que teníamos uno en reserva que se lo daba, que yo sabía cambiarlos, pidiéndome ella misma que le ayude, quedé en hacerlo dos días después, fue un sábado, lo recuerdo claramente.
Llegue con mis herramientas una stilson, un desarmador, los accesorios, cinta teflón.
- Hola que tal, he venido para realizar el cambio.
- Buenos días señor, pase por favor, contestó.
Se veía triste, respete su silencio, atinando a realizar el cambio del accesorio.
Una vez terminado, ella me acercó un jabón nuevo, quise usar el que estaba en uso me dijo que no, porque ese lo usaba ella, me percate que sus bracitos estaban como lastimados con heriditas, después me acercó papel toalla para secarme también nuevo para darle el primer uso, sus ojos estaban rojos, por el llanto, estaba realmente afligida.
- No llores, le dije.
- Tienes que ser fuerte, ruega a Dios, para que te consuele, te de fuerzas, Él nos protege, de repente su expresión cambio rápidamente contestando con ira.
- Dios no existe, si Él existiese, yo no estaría así.
- Dios si existe, pero también hay pruebas, que no da para ver nuestra fe, no creas que él no te escucha o no está contigo, ¿Te puedo hacer una pregunta?
- Sí contestó.
- ¿Qué tipo de cáncer tienes? Ella no contestó.
Se paró, buscó un sobre, extrajo unas fotos en donde estaba ella y su esposo, me quede sorprendido, había sido muy hermosa antes de su enfermedad, su esposo también había sido un hombre hermoso, tal para cual, en la belleza de sus rostros., me enseño otra foto de cuerpo completo de ella y le dije.
- Valla pareces una modelo.
- He sido una modelo, señor y mi esposo un hombre bueno, siempre recuerdo sus últimas palabras, amor mío nunca olvides lo mucho que te he amado, perdóname, yo jamás quise hacerte daño.
- Te amo, mucho le dije, pero sin embargo había algo que no encajaba “Yo jamás quise hacerte daño” porque esas palabras, me pregunte en silencio, sin comentarle nada.
- En realidad te amo mucho amiga, tú debes rogar por tu y por él.
- Rogar a quién, me contestó, un poco exaltada.
- A Dios amiga mía, tú esposo al pedirte perdón, te pide que ruegues por él.
- Dios no existe, si existiese yo no estuviese así.
- No eres la única que tiene cáncer, no lo tomes como un castigo, de repente es algo que estuvo en tus genes, puede ser hereditario.
- Lloró con un grito ahogado y desgarrador, que se prolongó en un sollozo.
- Tranquilízate, amiguita, no llores por favor.
- Yo no tengo cáncer señor, me dijo como tratando de confesar su enfermedad y desahogarse la incomprensión de los demás.
- ¿Cmoon dices?
- No tengo cáncer señor, tengo sida.
- ¿Cómo?
- Sí, tengo sida, señor, y comenzó con un sollozo más intenso, continuo y profundo, tengo sida, reitero, para seguir llorando con un llanto tan triste jamás escuchado en mi vida, en ese llanto, se salía el alma de una persona, un llanto que quebrantaba cualquier espíritu valiente, un llanto tan desgarrador, que me quebró.
Siempre que fallecía alguien en mi familia, era la persona para estar cerca del más afligido para darles fuerzas, animo, pero en esta oportunidad ni los llantos de los deudos de los velorios eran más desgarradores y tristes, era un llanto como del último humano que se sentía abandonado a su suerte, en una tierra inhóspita.
- La abrace, rogándole que no llorase más.
- No llores, por favor, no llores, Dios si Existe, créeme por favor Dios existe, si estoy acá estoy porque Él en realidad existe, me ha enviado para estar contigo, porque tú eres su hija amada, quiere que estés con Él cuando tengas que estarlo, recuerdo que le bese su frente, estás palabras se las dije entre sollozos, ya no tengo vergüenza en decirlo, porque considero que lloré por amor, por amor a Dios, por amor a mi prójimo, ha pasado tanto tiempo para comprenderlo, pero así fue, como que toda esta historia en el fondo es cierta, como tantas otras que he narrado.
- Cuando la bese en su rostro con heridas, ella retiró su rostro para verme, al verme llorar, dejo de hacerlo, no sé porque, pero dejo de hacerlo de una manera súbita, dijo la frase más hermosa.
- “DIOS MIO” señor, no llore, por favor.
- Pero yo continúe, Dios si existe, te ama, siempre te amo, aún antes de que tú llegues al mundo, Él nunca te dejó de amar, siempre te amo y te amará.
- Entonces porque tengo está enfermedad, me dijo recomenzando un llanto ya más desahogado, yo nunca he pecado, se lo juró, nunca he pecado, está enfermedad me la contagió mi esposo.
- Yo te creo, le dije, por eso tu esposo te pide perdón y en esas palabras te está pidiendo que ores por él, para que Dios le perdoné, porque si tú le pides perdón a Dios por él, recién le has perdonado, por piedad, tú tienes que orar, por él y por ti, por mí, por tus padres, por tus hermanos, por tus amigos, por tus enemigos, por los que se equivocaron, por todos los humanos que somos creación de nuestro único Dios verdadero.
- No yo no soy hija de Dios, Dios no me ama.
- Si te ama, entiéndelo, porque te niegas, en aceptar su amor, solo eso espera Él que aceptes su amor para darte paz, créeme, si en realidad dices que amas a tu esposo, hazlo por él, pero ella me cambio el tema diciendo.
- ¿Quién soy yo? el demonio, hija del demonio acaso.
- No le dije, tú eres hija de Dios y Él te reclama que lo aceptes como tu Dios, que lo reconozcas como el Dios del amor, tú no eres hija del demonio, el demonio te ha tendido una trampa, pero tú misma me has dicho que no has pecado, y aún si hubieses pecado tienes oportunidad para abrazarte de su corazón amoroso.
Entonces me dijo.
- Hay un chico que he conocido en la playa, y quiere que sea su mujer ha querido besarme, pero yo le he dicho que no, le he dicho la verdad, que tengo sida, pero no me cree, le he dicho que es una enfermedad dolorosa, en donde una es repudiada hasta por su misma familia, él me dice que no importa que de algo se ha de morir.
- Dime la verdad amiga mía, lo besaste, estuviste con él,
- No señor, se lo juro, esa palabra “Se lo juro” me alentó.
- Entonces es cierto lo que te digo, escucha si tienes esa enfermedad, no es por ti, no es porque tú seas mala, o que tengas que recibir un castigo, es porque Dios te está usando para cumplimiento de uno de sus fines, parece incomprensible pero Él siempre usa a sus mejores hijos en la tierra y tú eres una de las mejores, tengo la plena seguridad.
- Primero, tú no tienes la enfermedad porque cometiste pecado, tampoco estás de acuerdo con que otra persona la tenga, es decir tampoco pecas en transmitir por maldad la enfermedad.
- Señor, créame, yo me enamoré de mi esposo y lo respete, lo ayude a salir del pecado, como en la biblia dice, estuve unida a él en la buenas y en las malas, y comenzó a contarme la historia que les he narrado.
- Por todo lo que me dices, tu si amaste y amas a Dios, lo que pasa es que tus pensamientos se han apoderado de tu alma y están afligiendo tu espíritu, amiga mía por favor oremos, y veras que tendrás paz y las cosas cambiaran.
- Señor, también tengo que decirle, que en oportunidades, quisiera quitarme la vida, ya no tengo medicinas y mi padre, no sé si él o mi madrastra no me la quiere comprar.
- ¿Cómo, por qué?
- Ella dice que para que estar gastando, que soy una carga, me culpa de mi enfermedad, a pesar que en mil oportunidades le manifesté, que jamás he pecado de carne ni de pensamientos, pero no me cree, me dice que mejor me muera y deje de estar dándole dolor a mi padre.
- Ahora entiendo, le dije, porque te ama tanto mi Dios.
- Usted cree en realidad que me ama.
- Sí, amiga mía, porque a pesar de todo lo que te ha sucedido nunca pecaste, y él enemigo, está siempre latente para hacerte desconfiar de su existencia, o hacerte dudar de su amor, pero en todo tu relato, tú eres una mujer santa, que tiene el derecho de estar alado de su Señor su Dios Creador de Todo cuanto Existe, y de su amado Hijo Jesús, me entiendes ahora, Él siempre acerca a los suyos en algún momento para que se aconsejen, se den fuerzas, ahora, quiero pedirte algo en el nombre de mi Señor Jesús, ya no te lo pido yo, te lo pido en el nombre de mi señor Jesús, oremos, deseas orar conmigo voluntaria mente a nuestro Dios, en nombre de mi Señor Jesús.
- Secándose las lágrimas, Ana Cecilia Contreras del Valle, comenzó a orar conmigo, recuerdo la piel de sus brazos como escamitas y unos puntos rojos de heridas recientes, propias de la enfermedad.
ORACIÓN DE LOS DESAMPARADOS.
Señor mío y Dios mío, Amado Dios,
Te pido en nombre de
Tu adorado hijo Jesús
Me aceptes como hija,
Te pido el perdón de mis pecados
Te pido el perdón de los pecados de mi esposo
De mis padres, de mis hermanos, de mis familiares,
De mi madrastra, de mis amigos,
De aquellos que lo engañaron
Y le tendieron trampa, para enfermarlo
Para enfermarme.
Te ruego señor hagas reflexionar
A tantos hermanos míos en este mundo
Que están pecando en la carne
Que transgreden tu pacto matrimonial
Te pido amado dios
Cures a los enfermos de sida
Y de todo tipo de enfermedades sexuales
Fisiológicas, como psíquicas
Alejes la maldad de la tierra
Que amarres al maligno, Señor
Para que no haga más daño
Y podamos estar contigo en tu reino
Yo Señor mío,
En el nombre de tu amado
Hijo Jesús, te digo.
Que he perdonado a mi esposo
Y, a todos los que pactaron contra él
O contra mí, a los que me odian
Y a los que no me comprenden
Gracias amado Dios
Por piedad te pido me recojas en tu reino
Cuando llegue el momento.
Willder Gamarra Soles.
08.10.2013
Unos días después cuando llegó su madrastra, no por suerte si no por la voluntad de Dios la vi llegar.
Le escuché, como le decía alterada y gritando.
- No tengo pues, además para que quieres medicina si ya no te vas a sanar, deja tranquilo a tu padre por qué lo haces sufrir de esta manera, no te das cuenta que eres una carga, no te basta con que te tiene que pagar habitación, comida, ropa además medicina, lo que pides es costoso, sólo para que te alivie el dolor, porque no te va a curar, resígnate, tienes que vivir tu realidad, que ganas con estar llorando, acaso con llorar te vas a curar, lo que tú tienes es incurable.
Esto entre otras expresiones, que duró casi veinte minutos, se despidió de esta manera.
- Y por favor, ya no estés llamando a molestar a tu papa.
- Señora, disculpe usted es la mamá de Ana Cecilia.
- No, esa, no es mi hija, es hija de mi esposo.
- Señora, me permite unos minutos, por favor pase usted a mi sala.
- De qué desea usted hablar.
- De Ana Cecilia.
- Qué desea hablar, de ella.
- He tenido la oportunidad de escuchar todo lo que usted le ha dicho, en el preciso momento en iba a tocar la puerta.
- Mire señor, usted no sabe el tipo de persona es ella, además ella sabe que no tiene cura.
- Ella me conversó que no se había contagiado por promiscuidad personal, fue contagiada por su esposo.
- Es una gran mentirosa, los dos han llevado una vida libertina, ahora que está en mal estado viene a preocupar a su padre, el pobre que está con tantas preocupaciones y ella, le acarrea aún más dolores.
- Me gustaría conversar con su papá, ya que usted no es su madre, pero le tengo que decir que ni aun perro se le trata de la manera que usted le habló.
- Yo actualmente soy una autoridad política municipal, y tengo que decirle que estoy decidido a denunciarla a usted y a su esposo, porque de acuerdo a ley ella tiene derecho a ser asistida por un médico y tener su medicina. También sé que su padre tiene la suficiente economía para poder ayudarla, es este cuarto no puede estar, es un peligro ustedes tienen una gran casa en el balneario, y él como padre no debe avergonzarse de su hija.
- Si ella no tiene para abogado, la municipalidad se lo dará gratis, le recuerdo que la DEMUNA es muy drástica, porque defiende los derechos de la mujer y adolescentes.
- También averigüe que su padre es un hombre importante en una entidad del estado, esto le pude costar su puesto.
- Está bien señor voy a conversar con su papá.
- No sólo converse, dígale que el martes voy a ir a su trabajo para conversar con él, que me llame, este es mi teléfono, necesito saber la hora.
El mismo día martes a las 10:00 horas, tuvimos una reunión con el padre de Ana Cecilia, estuve en esa oficina con mi esposa, primero no recibió un joven.
Al momento que llegó sin antes saludar me dijo:
- Cálmese por favor amigo, tome asiento, cual sería mi rostro, que aún antes de saludarnos, me pidió que me calmará.
- Por favor escúcheme, está hija mía, ha cometido tantos errores en su vida, para empezar dejó sus estudios para meterse con un don nadie, con el que paraban de fiesta en fiesta, terminaron casándose, cometiendo errores en su vida.
- Ella me contó que su esposo con engaños fue invitado a una reunión, en donde fue prácticamente embabucado, terminando acostado con una mujer que le contagió el SIDA, él sin saberlo, le contagió a ella, ella es inocente de todo, además usted tiene posibilidades de ayudarla, usted es su padre no puede abandonarla como un perro, su mujer que dice ser su esposa y no lo es, le ha maltratado psicológicamente, yo la escuche, estoy dispuesto a ser testigo en un juicio, la habitación en donde se encuentra actualmente no es la apropiada para ella, que cada día está más débil, ella necesita su medicina y su mujer le dijo que no le iba a comprar más medicina, que era un gasto inútil porque nunca se iba a curar, es decir la sentencio a muerte súbita, esto tiene pena de cárcel mi estimado, ya lo consulte.
- Cálmese señor, yo no he dicho que no le compren su medicina, le vamos a dar su medicina, pero no tengo una habitación adecuada para llevarla.
- Lo que pasa que usted no la quiere llevar a su casa, que tiene más habitaciones, hasta para invitados, prefiere tenerla lejos para no verla, no atenderla, no ver su sufrimiento, y eso no está bien, usted cree en Dios señor Contreras.
- Si, amigo.
- Pues nuestro Señor Jesús, dijo:
- Dichoso los que aman a sus amigos, pero benditos los que hace el bien como el buen Samaritano, y usted no es un buen Samaritano, ni un buen padre, con qué cara le dirá Señor recíbeme en tu reino, le repito ella no puede estar en ese cuarto, ese cuarto tiene un paso alto para entrar al baño, ella esta débil puede caerse y tener un golpe fatídico.
- Por favor, firme este documento, en el que he indica que realizado esta visita en forma oficial, como autoridad, ya que tengo que entregarla a la DEMUNA, y a defensoría del pueblo.
- Amigo, cálmese por favor, yo no he dicho que no la pueda llevar, este mismo sábado la estoy trasladando.
- Trasladando, a dónde, ella tiene derecho de ir a la casa de su padre, recuerde que el SIDA no es contagioso, salvo contacto sexual o con jeringas inyectables o transfusiones.
- Por eso le digo, necesito un par de días para acondicionarle una habitación en mi casa.
- Por favor, de todas maneras firme.
- Amigo, no es necesario, le doy mi palabra.
- Yo también le doy mi palabra que no presentaré nada, si ella está a su lado, un favor, no le diga que tuvimos está conversación, eso le apenaría, y ella necesita tanto de su amor y comprensión.
- Está bien, voy a firmar, por favor confié en mí, yo siempre la ame, pero ella nunca quiso escucharme, se convirtió en una persona rebelde, no sabe usted lo que me ha hecho sufrir, pero no le voy a poder cambiar sus sentimientos, porque está convencido en las cosas que ella le dijo. Pero en una oportunidad ella me dijo que yo no era su padre, que no me meta en su vida, que su madre le había dicho que su padre era otro, ella siempre fue mi adoración hasta ese momento, pero ella no me escucho, se dio media vuelta y me dejó con la palabra en la boca, ahora lo convenció a usted, pero yo, le voy a demostrar que a pesar de todo la sigo amando.
- Mi estimado señor, en realidad no sé qué decir, pero lo único que sé es que cada uno de nosotros debemos las cosas pensando en nuestro Señor Jesús y su padre amado que es nuestro Dios y es santo.
- Señor Contreras le agradezco en nombre de mi Señor Jesús por hacer lo correcto, que Dios los bendiga a usted y familia.
Tantos casos como estos debe haber en el mundo amigos míos.
El primero en defenderse parece tener la razón, hasta que llega su contrario y lo desmiente. (Prov. 18-17)
El juicio divino pone fin a los pleitos y separa las partes en pugna (Prov. 18-18)
Amigos, quizás usted también se hace está pregunta:
¿A dónde estamos llevando al mundo? ¿Ya se parece el mundo a Sodoma y Gomorra? ¿Cree usted que esto le gusta a nuestro Dios?
Encontrar esposa es encontrar lo mejor: Es recibir una muestra del favor de Dios (Prov.18-22)
Willder Gamarra Soles.
Trujillo- Perú.
13.10.2013.
