martes, 9 de agosto de 2016

Versos del alma y de la conciencia.

Versos del alma  y de la conciencia.
Porque el sueño, ya no da sueño
Y la alegría, se evapora
Las noches se tejen, en pensamientos
Y los ojos,  huecos y arqueados quedan
Con sólo pensar, que no hay tiempo de vida
Que el horizonte, no está cerca, ni lejos
Que es el espacio, el que nos trae, y nos aleja
Como la ventana de los tiempos
Donde el futuro es presente, y el pasado ausente
Quizás, la mano de Dios, llegue pronto
Pero veo, que todo es nada, y oscuro
Tan oscuro, como los huecos negros
Que nos tragan, con falsedades y mentiras
Con un te amo, de hipocresía
Con un  te cuido, lleno de trampas
Te bendicen y te maldicen
Es sentirse como el mar, que alimenta
Pero que lo matamos, lentamente
Con una conciencia, inconsciente
Llena de conocimiento
Pero el poder,  es soberbia
Y la soberbia, abuso, y el abuso maldad
Y la maldad, se convierte en muerte
Y la muerte en extinción
¿Quién es culpable, la soberbia o el egoísmo?
Quizás el mismo avaro, o el deseo de sentirnos dioses
Aludidos por  palabras, que ensanchan vanidades
Para soltar una limosna, que es un nada, para nosotros
Pero una admiración, para los demás
Hoy llegó la desolación, con los hijos malos
Los padres asesinos, los hermanos inexistentes
Los parientes que se aburren
Y con el enfermo ensimismado
Evocando distancias, que eran cortas, o sin distancias  
Eran hermanos, amigos, parientes, padres, hijos
Pero el tiempo, con sus abátales  
Creo distancias arremolinadas
En donde el borde más ancho los dispara
En pensamiento incontritos  
Que jamás dejaran unirse nuevamente
De haber sido uno, son nada
Y son felices, a su manera
Con esa prosperidad, efímera
Que llevan en sus mentes,
Mientras el hambre aborda y destruye
El frío cala y mata
Hasta darse cuenta que los ojos parcos  
Dejan de brillar, para ver a las agradecidas  hienas  
Gozar de su impotencia, de no hablar o evitar
Que hice, Dios mío, clama la mente
Dueña del Orgullo, de la  vanidad precaria y maldita
Entonces pide perdón a Dios
Después de haber sembrado basura
Que dieron frutos prodigiosos
De los que se alimentan, los mezquinos, de su gran prole
Sálvalos Señor, que cambien, clama el moribundo
Mientras ellos toman alegremente
Esperando la partida del tacaño
Que partirá sin oro
Dejando el peor legado, que es la indolencia humana  
Entonces llegará el día, y la luz se acercará a él
Y una  voz, tal vez diga, no te conozco.

Autor: Willder Gamarra Soles.
09.08.2016

Trujillo- Perú