lunes, 20 de febrero de 2017

Una temblorosa visita a Chile.

Una temblorosa visita a Chile.

Era una hermosa mañana cuando llegue al aeropuerto internacional Comodoro Arturo Merino Benítez, con el cielo un poco nublado pero, hermoso día, me alojaron en el salón VIP, un espacioso lugar con grandes ventanas de vidrio, baje la mochila, saque mi laptop  y me puse a trabajar, mientras una niña corría con un recipiente con panes rellenos con verduras y embutidos, pude ver a través del vidrio algunas persona sonrientes con sus maletas, prestos a salir de viaje, un hombre de edad madura, con ceja arqueada se quejaba del bullicio provocado por la niña de los panes con embutidos.
De un momento a otro la niña se paró bruscamente abrió sus ojitos y giro el rostro a su madre, casi gritando le dijo a su madre:
-          Qué suenaaaaa, era un sonido fijo hueco como el sonido de un avión cuando arranca y sus turbinas incluso hacen un temblor en un perímetro corto.
La madre sólo atino por llamarla; yo,  ensimismado en mis labores, que se interrumpieron, con el movimiento tembloroso del agua y el vaso de vidrio que lo contenía, levante la mirada y un señor que estaba con su mujer embarazada  me miro inquietamente, yo, tranquilo y sonriente, le dije:
-          Es el avión que está despegando.
Baje la mirada a la pantalla de la laptop, pero mi vista se desvió al vaso de agua, que corrió de izquierda a derecha saliendo de la mesita en una forma precipitosa, hacia el vacío con un destino final de ruptura y derrame del líquido elemento por el suelo, más yo, estaba tranquilo y no deje que se produzca semejante desastre, lo tome en el aire y mire al hombre de la mujer embarazada, le dije:
-          Temblor, y ella emitió un grito como quejido y parto, él la tomó de la mano y corrieron hacia la puerta, gritando:
-          Terremoto, terremoto., provocando esto una cadena de pánico entre los presentes del salón VIP
Mi cerebro corría a mil, como la gente desesperada se individualizaba sin importarle su semejante, el ser humano, es así a las finales, presurosamente me acorde del amor de mi vida, la  madre de mis dos pequeñas hijas, a quien logre enviarle un mensaje, hay temblor acá Santiago  de Chile, no te asustes estoy bien, te dejo me pongo a recaudo, guarde mi laptop y me pare serenamente, mirando bien el movimiento de la tierra.
La vajilla retumbaban de sus lugares cayendo finalmente al piso rompiéndose, esto aterraba aún más a los presentes.
Un señor de unos cuarenta años, vestía camisa floreada, color amarillo oscuro, con un acento, americano me pregunto:
-          A dónde vamos.
-          Por allá, contesté parcamente, señalando la salida del salón VIP.
 La gente corría para salir del salón VIP, yo lo primero que pensé es que hago, no es mi patria, no conozco a nadie, si se agudiza está situación, puedo pasar hambre pero necesito agua, los vidrios estaban rotos sobre las comidas, abrí un refrigerador y saque botellas de agua los metí en mi mochila, retiré los vidrios y tome alimentos enlatados, me coloque nuevamente la mochila, me encontraba fuera del salón VIP, la indicación era salir del aeropuerto, todo pasaba velozmente, pero los segundos eran inmensos y lejanos unos a otros, tal es así que discrepe con los tiempos de las noticias, que decían que el terremoto había durado 45 segundos, cuando yo en realidad le tome un tiempo diferente, en ese tiempo, mire a dos mujeres con un grupo de niñas en excursión en el aeropuerto, me imagino, pero la gente corría indiferente y ellas asustadas las abrazaban y gritaban, me acerque y les dije tranquilas esto ya está pasando, no asusten a las niñas, di unos cuantos pasos y un hombre de unos 1.98 a 2 metros de alto cuyo brazos parecían mis piernas, con un cuerpo atlético enorme, me miró con una contemplación, ida y rostro pálido, su mujer le hablaba y él no atinaba a nada, una mujer que corriendo se cae al piso y otros ya la pisaban, me apresuré, la tomé de la mano levantándola y sonriéndole, las palabras se escondían en esos momentos, ella me contestó con lágrimas en los ojos y un gesto de agradecimiento, no pronunció palabra, pero en mi cerebro resonó su voz diciéndome gracias, que Dios te bendiga.
De pronto un hombre mayor se me acercó diciéndome:
-          Tú estás tranquilo.
-          Sí le contesté.
-          Yo, me dijo he servido al ejército de chile, he sentido los cañones y estuve en encuentros armados, guiando a mis hombres, he sido guardia de seguridad de algunos presidentes, hoy soy detective privado, siempre he tenido un gran temple casi temerario, bajando el rostro me dijo, pero no soy para esto, voy hacer sincero contigo, me cago de miedo.
-          No se preocupe, tranquilo nadie muere antes de su hora, encomiéndese a Dios, que le falta mucho por hacer por los suyos; entonces comenzó nuevamente a temblar, recordé a mi padre cuando me contó el terremoto en Trujillo Perú en el año 1970 y se desplomaban las paredes saliendo del cine Ideal, el también ayudo a que no lo pisasen a su amigo y levanto a una mujer en el camino saliendo, me decía mi padre.
-          Hijo mío en esos momentos todos se olvidan de todos, desesperación y el pánico hacen del hombre admita un comportamiento brutal y animal.
Ya me encontraba  estaba en  una pista que dirigía al primer piso, miré como los vidrios se movían en forma de ese, y comenzaban a caer, las columnas de acero no caían, menos el techo, estos edificios son antisísmicos, no se van a caer, me acerque a una columna y me abrase, pensando si se cae la pista, me quedó en esta columna, cuando deja de temblar saltó, pero si se abre la tierra ya fui.
Había ingresado a Chile como un pasajero de tránsito, sin que me sellen el pasaporte, de repente, recordé nuevamente que mi amada esposa debería estar alarmada e ingrese nuevamente en busca de la sala Vip en donde me conecte con WiFi, para escribir,
-          Estoy bien, un nuevo temblor me dejo sin escribir, mire rápidamente los vidrios, y una hoja de mampara se desplazaba rápidamente hacia mi izquierda, miré a un hombre un poco distraído, estiré mi pie haciendo de freno al desplazamiento de la mampara, el hombre giró saliendo de la ruta, colocando su mano a lado interno de la mampara donde nos encontrábamos, me miró y me dijo. 
-          Gracias, me salvaste la vida, sus ojos se llenaron de lágrimas y emitió una voz entrecortada diciendo.
-          Que Dios te bendiga.
Tome nuevamente mi laptop para escribir.
-          No te preocupes, estoy bien cuida de mis hijitas.
-          Ella, la mujer de mi vida, la compañera que Dios me dio, asustada con una voz temblorosa, me contestó, vente ya por tierra, no te quedes ahí, tengo miedo.
-          Estoy bien contesté, además no conozco está la ciudad, si hay casa destruidas, si las agencias están funcionando o están cerradas, a parte que no conozco este lugar, no sé cómo están las carreteras, tranquilízate, y tranquiliza a mis padres y a los tuyos, yo estoy bien hasta el momento, tengo que esperar mi segmento.
Y antes de esperar que rompa en llanto, finalice diciendo:
-          Te cortó, tengo que salir, pues una nueva replica se había hecho presente, una mujer llorosa, me dijo:
-          Señor, cuando parara esto. Le contesté.
-          No sé,  pero el primer movimiento duró un total de,  un minuto y treintaicinco segundos, terminando de dar el tiempo la vi recién nuevamente y recordé mi ensueño, partiendo del Aeropuerto Jorge Chávez de Lima Perú a Santiago de chile.
-          Tenía un piel blanca y rosadita, su pelo casi castaño, sus ojos color canela brillante, me tocó con sus manitos extremadamente calienta para un ser normal y me dijo:
-          Despierta, tienes trabajo, entonces desperté pensando en mi trabajo rutinario, pero ella se acercó nuevamente y no estaba dormido esta vez, me tomó la mano, y con una voz dulce que no sólo lo sentí en mis cabeza, sino también en mi corazón, me dijo:
-          Descansa ya todo pasó.
Al momento de pasar por aduanas, el agente chileno me dijo:
-          Su pasaporte, le presente.
-          No tiene firma de ingreso, le explique que estuve en el salón Vip y  me contestó con rostro nervioso y tembloroso.
-          Pase, devolviéndome el pasaporte.
A  pesar de todo lo vivido, estaba contando las réplicas, tal es así que al momento de tomar el avión que me llevaría a Australia, conté 35 movimientos telúricos y al momento en que subí también comenzó a temblar la tierra.
Al sentarme junto a la ventana, miré por ella, observando nuevamente a la niña, con sus ojos color canela, entonces me afligí, acongojándome el corazón y solté un sollozo diciendo:
-          Gracias, Señor mío Creador de todo cuanto existe, porque estuviste conmigo en todo momento, gracias porque me diste la fuerza necesaria y la sabiduría para proceder, para tu gloria, en el nombre de tu amado hijo Jesús, mi Señor amado, Amén.
Autor: Willder Gamarra Soles.
            Trujillo- Perú.

            19.02.2017

domingo, 19 de febrero de 2017

Una temblorosa visita a Chile.

Una temblorosa visita a Chile.

Era una hermosa mañana cuando llegue al aeropuerto internacional Comodoro Arturo Merino Benítez, con el cielo un poco nublado pero, hermoso día, me alojaron en el salón VIP, un espacioso lugar con grandes ventanas de vidrio, baje la mochila, saque mi laptop  y me puse a trabajar, mientras una niña corría con un recipiente con panes rellenos con verduras y embutidos, pude ver a través del vidrio algunas persona sonrientes con sus maletas, prestos a salir de viaje, un hombre de edad madura, con ceja arqueada se quejaba del bullicio provocado por la niña de los panes con embutidos.
De un momento a otro la niña se paró bruscamente abrió sus ojitos y giro el rostro a su madre, casi gritando le dijo a su madre:
-          Qué suenaaaaa, era un sonido fijo hueco como el sonido de un avión cuando arranca y sus turbinas incluso hacen un temblor en un perímetro corto.
La madre sólo atino por llamarla; yo,  ensimismado en mis labores, que se interrumpieron, con el movimiento tembloroso del agua y el vaso de vidrio que lo contenía, levante la mirada y un señor que estaba con su mujer embarazada  me miro inquietamente, yo, tranquilo y sonriente, le dije:
-          Es el avión que está despegando.
Baje la mirada a la pantalla de la laptop, pero mi vista se desvió al vaso de agua, que corrió de izquierda a derecha saliendo de la mesita en una forma precipitosa, hacia el vacío con un destino final de ruptura y derrame del líquido elemento por el suelo, más yo, estaba tranquilo y no deje que se produzca semejante desastre, lo tome en el aire y mire al hombre de la mujer embarazada, le dije:
-          Temblor, y ella emitió un grito como quejido y parto, él la tomó de la mano y corrieron hacia la puerta, gritando:
-          Terremoto, terremoto., provocando esto una cadena de pánico entre los presentes del salón VIP
Mi cerebro corría a mil, como la gente desesperada se individualizaba sin importarle su semejante, el ser humano, es así a las finales, presurosamente me acorde del amor de mi vida, la  madre de mis dos pequeñas hijas, a quien logre enviarle un mensaje, hay temblor acá Santiago  de Chile, no te asustes estoy bien, te dejo me pongo a recaudo, guarde mi laptop y me pare serenamente, mirando bien el movimiento de la tierra.
La vajilla retumbaban de sus lugares cayendo finalmente al piso rompiéndose, esto aterraba aún más a los presentes.
Un señor de unos cuarenta años, vestía camisa floreada, color amarillo oscuro, con un acento, americano me pregunto:
-          A dónde vamos.
-          Por allá, contesté parcamente, señalando la salida del salón VIP.
 La gente corría para salir del salón VIP, yo lo primero que pensé es que hago, no es mi patria, no conozco a nadie, si se agudiza está situación, puedo pasar hambre pero necesito agua, los vidrios estaban rotos sobre las comidas, abrí un refrigerador y saque botellas de agua los metí en mi mochila, retiré los vidrios y tome alimentos enlatados, me coloque nuevamente la mochila, me encontraba fuera del salón VIP, la indicación era salir del aeropuerto, todo pasaba velozmente, pero los segundos eran inmensos y lejanos unos a otros, tal es así que discrepe con los tiempos de las noticias, que decían que el terremoto había durado 45 segundos, cuando yo en realidad le tome un tiempo diferente, en ese tiempo, mire a dos mujeres con un grupo de niñas en excursión en el aeropuerto, me imagino, pero la gente corría indiferente y ellas asustadas las abrazaban y gritaban, me acerque y les dije tranquilas esto ya está pasando, no asusten a las niñas, di unos cuantos pasos y un hombre de unos 1.98 a 2 metros de alto cuyo brazos parecían mis piernas, con un cuerpo atlético enorme, me miró con una contemplación, ida y rostro pálido, su mujer le hablaba y él no atinaba a nada, una mujer que corriendo se cae al piso y otros ya la pisaban, me apresuré, la tomé de la mano levantándola y sonriéndole, las palabras se escondían en esos momentos, ella me contestó con lágrimas en los ojos y un gesto de agradecimiento, no pronunció palabra, pero en mi cerebro resonó su voz diciéndome gracias, que Dios te bendiga.
De pronto un hombre mayor se me acercó diciéndome:
-          Tú estás tranquilo.
-          Sí le contesté.
-          Yo, me dijo he servido al ejército de chile, he sentido los cañones y estuve en encuentros armados, guiando a mis hombres, he sido guardia de seguridad de algunos presidentes, hoy soy detective privado, siempre he tenido un gran temple casi temerario, bajando el rostro me dijo, pero no soy para esto, voy hacer sincero contigo, me cago de miedo.
-          No se preocupe, tranquilo nadie muere antes de su hora, encomiéndese a Dios, que le falta mucho por hacer por los suyos; entonces comenzó nuevamente a temblar, recordé a mi padre cuando me contó el terremoto en Trujillo Perú en el año 1970 y se desplomaban las paredes saliendo del cine Ideal, el también ayudo a que no lo pisasen a su amigo y levanto a una mujer en el camino saliendo, me decía mi padre.
-          Hijo mío en esos momentos todos se olvidan de todos, desesperación y el pánico hacen del hombre admita un comportamiento brutal y animal.
Ya me encontraba  estaba en  una pista que dirigía al primer piso, miré como los vidrios se movían en forma de ese, y comenzaban a caer, las columnas de acero no caían, menos el techo, estos edificios son antisísmicos, no se van a caer, me acerque a una columna y me abrase, pensando si se cae la pista, me quedó en esta columna, cuando deja de temblar saltó, pero si se abre la tierra ya fui.
Había ingresado a Chile como un pasajero de tránsito, sin que me sellen el pasaporte, de repente, recordé nuevamente que mi amada esposa debería estar alarmada e ingrese nuevamente en busca de la sala Vip en donde me conecte con WiFi, para escribir,
-          Estoy bien, un nuevo temblor me dejo sin escribir, mire rápidamente los vidrios, y una hoja de mampara se desplazaba rápidamente hacia mi izquierda, miré a un hombre un poco distraído, estiré mi pie haciendo de freno al desplazamiento de la mampara, el hombre giró saliendo de la ruta, colocando su mano a lado interno de la mampara donde nos encontrábamos, me miró y me dijo.  
-          Gracias, me salvaste la vida, sus ojos se llenaron de lágrimas y emitió una voz entrecortada diciendo.
-          Que Dios te bendiga.
Tome nuevamente mi laptop para escribir.
-          No te preocupes, estoy bien cuida de mis hijitas.
-          Ella, la mujer de mi vida, la compañera que Dios me dio, asustada con una voz temblorosa, me contestó, vente ya por tierra, no te quedes ahí, tengo miedo.
-          Estoy bien contesté, además no conozco está la ciudad, si hay casa destruidas, si las agencias están funcionando o están cerradas, a parte que no conozco este lugar, no sé cómo están las carreteras, tranquilízate, y tranquiliza a mis padres y a los tuyos, yo estoy bien hasta el momento, tengo que esperar mi segmento.
Y antes de esperar que rompa en llanto, finalice diciendo:
-          Te cortó, tengo que salir, pues una nueva replica se había hecho presente, una mujer llorosa, me dijo:
-          Señor, cuando parara esto. Le contesté.
-          No sé,  pero el primer movimiento duró un total de,  un minuto y treintaicinco segundos, terminando de dar el tiempo la vi recién nuevamente y recordé mi ensueño, partiendo del Aeropuerto Jorge Chávez de Lima Perú a Santiago de chile.
-          Tenía un piel blanca y rosadita, su pelo casi castaño, sus ojos color canela brillante, me tocó con sus manitos extremadamente calienta para un ser normal y me dijo:
-          Despierta, tienes trabajo, entonces desperté pensando en mi trabajo rutinario, pero ella se acercó nuevamente y no estaba dormido esta vez, me tomó la mano, y con una voz dulce que no sólo lo sentí en mis cabeza, sino también en mi corazón, me dijo:
-          Descansa ya todo pasó.
Al momento de pasar por aduanas, el agente chileno me dijo:
-          Su pasaporte, le presente.
-          No tiene firma de ingreso, le explique que estuve en el salón Vip y  me contestó con rostro nervioso y tembloroso.
-          Pase, devolviéndome el pasaporte.
A  pesar de todo lo vivido, estaba contando las réplicas, tal es así que al momento de tomar el avión que me llevaría a Australia, conté 35 movimientos telúricos y al momento en que subí también comenzó a temblar la tierra.
Al sentarme junto a la ventana, miré por ella, observando nuevamente a la niña, con sus ojos color canela, entonces me afligí, acongojándome el corazón y solté un sollozo diciendo:
-          Gracias, Señor mío Creador de todo cuanto existe, porque estuviste conmigo en todo momento, gracias porque me diste la fuerza necesaria y la sabiduría para proceder, para tu gloria, en el nombre de tu amado hijo Jesús, mi Señor amado, Amén.
Autor: Willder Gamarra Soles.
            Trujillo- Perú.

            19.02.2017

domingo, 5 de febrero de 2017

Sólo Recuerdo, Señor

Sólo Recuerdo, Señor
Hoy, me puse a recordar las noches
En que pensando en ti
Dejaba de dormir, hasta abrazar el amanecer
No sé porque, pero día tras día, pensaba en ti
Y me di cuenta, lo mucho que te amaba
Quería sentirte y no podía
Quería abrazarte y no te tocaba
Quería verte y era imposible
Lo que sí sé, es que aprendí amarte
Noche, tras noche, meditaba
Y muchas veces quedaba sin pensar, en nada
Para volver a pensar en ti
Hoy ya lo sé, eres mi Dios,  a quién amé
A quién amo hoy y me ama también
Gracias Señor, por permitirme estar contigo
Autor: Willder Gamarra Soles.
Trujillo- Perú.

04.02.2017