La oración de un ciego que no ve, por los ciegos que ven.
Señor, amado mío, no sé porque
no ven los ciegos, y me lo pregunto día a día, pero sé que a pesar de no ver, Tú
Señor mío, estás conmigo y yo con mi oscuridad al frente tratando de luchar para
cambiar mi vida, y la indiferencia de la gente, con sus burlas y desganas de apoyarnos, que hacen que mi corazón se entristezca en
silencio y llore.
La sonrisa y la fortaleza de un ciego, cambia cuando medita en soledad,
pero perdóname Dios mío por lo que te cuento, perdóname si soy débil, dame
fuerzas para salir, para luchar, no me abandones, porque un ciego feliz, es el
que está caminando de tu mano y está lleno de paz, muchas veces hay que entender
y perdonar, el falso amor que nos demuestran.
Amado y hermoso Dios creador de
todo cuanto existe, Tú y sólo Tú sabes porque me trajiste al mundo sin visión,
o si lo perdí en el camino de la vida, pero yo que no he visto jamás un aurora, un crepúsculo, un rosa, un clavel, pero si
entiendo los modos y sonidos de la ira, de la paz, de la ternura, la alegría,
de las falsedades, y el mundo está lleno
de hipocresía, te amo Señor y muchas veces te he pedido ver, pero sé respetar
tu voluntad.
Quién soy yo para pedir. Para pedir hay que tener fe, y muchas veces
nuestra fe, se confunde con nuestros deseos, y nuestros deseos, no son los
tuyos, nuestros fines, no son los tuyos, y yo, respeto tu voluntad, amado Dios
bendito, que estás en los cielos, en la tierra y en todas partes.
Sólo sé que debo amarte, y adorarte, porque gracias a ti estoy en la
tierra, y si estoy es para que se cumpla tu voluntad, ya que Tú, amado Dios, nos examinas nuestros
corazones, y por nuestros corazones estaremos contigo, gracias al camino que
nos lleva a Ti, amado Dios de los cielos, y ese camino es nuestro Señor Jesús,
porque nosotros somos sus ovejas y sólo respondemos al llamado de nuestro pastor y si nuestro pastor
nos dice ven, iremos.
Los ciegos no vemos y caminamos en la oscuridad física, pero muchos que
ven caminan en la oscuridad espiritual, perdónalos, perdónalos Dios mío, porque
ellos están más ciegos que yo, y yo, que no veo, trato de tener esa luz que es
la luz hermosa, bella, dulce llena de paz, que nos enviaste por amor a todos
los seres humanos en esta tierra, esta tierra que se está destruyendo por amor
al dinero, por el amor a los vicios, en donde muchos de los que ven se ciegan
con esos engaños que les da el maligno, el maligno les da esa falsa luz, esa
falsa dicha, esa falsa alegría, que termina muchas veces en desgracia personal,
o en la desgracia de sus prójimos.
Yo no quiero esa falsa luz del maligno, yo quiero la luz que nos trajo nuestro
pastor Jesús de Nazaret, tu amado y primogénito hijo, Señor.
Esa luz nos protege, esa es la protección que te pido Dios bendito, amado
y adorado en la tierra, en los cielos y en todo lo creado por ti. Esa luz es el camino a la fe, a la esperanza,
a la vida eterna, y el maestro dijo, que en la nueva tierra, no habrá dolor, ni
muerte, y yo, mi hermoso Dios, quiero estar contigo eternamente.
Ayúdalos Señor piadoso, te lo pido en el nombre de tu amado Hijo Jesús,
tengas misericordia de los ciegos que ven, pero que caminan en la oscuridad, y
están engañados por el maligno, tu nuestro padre amado que estás en los cielos,
Tú que nos creaste, ten piedad, Mi Señor santo y bendito ten piedad, más hágase
tu voluntad en la tierra, como en los cielos, porque todo lo creado, lo creaste
Tú Señor y sólo Tú eres el único Dios en todo lo creado.
Autor: Willder
Gamarra Soles
Trujillo- Perú
09.11.2016