jueves, 29 de diciembre de 2011

Y NO ME QUIERES






Y NO ME QUIERES


Jorge,  un joven empresario que tenía suerte para los negocios, se compró primero un terreno y a medida que iba ampliando los negocios también iba construyendo su residencia, con sus campos deportivos, piscinas y una caballeriza, tenía sus perros y los cuidaba constantemente que no les falte su alimento y sus vitaminas, le había contratado una persona para que los cuide.
Jorge les tenía anotado las fechas de su nacimiento, les preparaba su fiesta para el cumpleaños de cada perro, era muy amable con todos los que iban a visitarlo, les trataba bien y hacia mención de su fortuna, cuando realizaba sus fiestas presentaba a los músicos del momento, realizaba sorteos, entre los invitados, y a cada invitado que llegaba les hacia jugar la ruleta del primer trago, decía que era para que se entonen, al jugar la ruleta le podía tocar un vaso de cerveza, una copa de vino, whisky, vodka, o un refresco según la suerte, abrazaba a todos, pero a Carlito no le abrazaba con mucho afecto, siempre decía entre sus amigos en voz baja que deberían dejarlo en su casa porque era un estorbo, pues a pesar de tener tanto espacio este niño mimado siempre trataba de buscarlos, y les interrumpía el paso. Un día en una de estás reuniones Carlito se cae a una de las piscinas y Jorge manifestó que mejor lo hubiesen dejado morir porque tenerlo vivo si no tenía cura y ni siquiera  se entendía lo que decía, que felizmente sus hijos eran normales y no un tartamudo y paralítico como Carlito, pobre mi hermano que tiene que estar cargando con ese fastidio, comentaba a sus amigos.
Yo compadre, les decía a sus amigos, le he dicho a mi hermano que deje a esa mujer, porque no sirve para nada, da malos hijos, si da malos hijos, es porque no sirve, pero el pobre se maltrata todos los días, cuidándolos y sufriendo en silencio,  le he propuesto que si la deja, yo le paso su pensión y le duplico lo que gana, para que viva mejor, porque la vida es para vivirla y no para estar cuidando bultos, que él era muy bueno que le daba de todo a sus hermanos y su madre.
Ha Carlito también lo quería, pero que se vaya con su madre porque era un estorbo.
Un día se quedó Carlito en la casa de su tío Jorge, porque pensaba el niño que  iba a pasar unos momentos alegres con la compañía del tío, de quién todos hablaban muy bien, pero al levantarse ni siquiera le contestó el saludo y cuando su perra Afrodita se acercaba a él este le daba las mejores presas y grandes trozos de torta, con empanadas.
Antonieta la empleada encargada de servirles el desayuno se quedó sorprendida del comportamiento del señor  Jorge, y  para justificar corrió a la cocina y solicitó bistec para darle al niño, Carlito tomó los cubiertos y tembloroso empezó a cortar la carne, fue cuando apareció Nerón otro de los perros de jorge ladrando y saltando, Jorge alegremente dijo: esté es mi perro hermoso, que lindo como me gusta verte correr y saltar me ladras claramente y te entiendo bien,  te mereces que te de un buen bistec, se levantó y quitó al niño el bistec del plato dándole al perro en la boca, cogió la servilleta que tenía el niño en el pecho y limpió la boca del perro, posteriormente colocó la servilleta en el pecho del niño y le dijo: haber,  si con está servilleta de mi perro que si corre, salta y ladra claramente te sientes que has corrido alguna vez.
Antonieta al ver esto limpió los ojos humedecidos del niño que había pensado en su corta edad que su tío le amaba.
 Antonieta no soportó más y dijo señor Jorge, yo soy una mujer muy pobre y se que después de lo que voy a decir me voy a quedar sin trabajo, pero es preferible quedarme sin trabajo que trabajar para un ser tan despreciable como usted, no le da vergüenza hacer esto, avergonzar al niño que es su propia sangre, quitarle de sus manitos el plato de comida para darle a sus perros, que ha querido demostrar con eso que el niño tiene menos valor que sus perros, porque usted demuestra más amor a sus perro que a su sobrino, usted no tiene conciencia de lo que hace, usted no tiene temor de Dios, usted es un pobre hombre señor Jorge, que piensa que el dinero y el poder lo hace todo, además me da vergüenza decirle señor, porque nuestro Señor, es humildad y amor, pero usted es un bastardo, usted no es hijo de Dios, usted es  hijo del diablo, porque hay que ser un hijo del diablo para menospreciar a un niño tan lindo como Carlito, usted señor Jorge sólo vive para su dinero, para su fama y para que le alaben, porque gracias a su dinero se cree el todo poderoso, y es un pobre y triste idolatra, porque que usted mismo se cree un ser superior sin errores, como un dios, tan sólo porque tiene dinero y poder piensa que lo que usted dice o hace siempre tiene la razón y no es así, el resto calla no porque usted tenga razón en todo, si no porque usted es un abusivo y los amenaza constantemente en botarlos y dejarlos sin trabajos, usted es de las personas que siempre van a la misa, que siempre van al templo, que le gusta rodearse de las grandes autoridades y aparenta bondad, pero ni siquiera engaña a la gente y va poder engañar a Dios.
El niño los miraba fijamente sin moverse y sus ojos se humedecían constantemente, Jorge trato de acercarse y dudo de sus movimientos, cuando Jorge se acercó y trató de tomarle la carita, el niño la volteó, la cabeza del niño sorpresivamente tomó un brillo bordeándole una blancura traslucida e impresionante y le dijo aléjate Satanás, quién te ha dicho que las víboras entraran al Reinos de los Cielos, una vez más quieres aparentar que eres hijo de Dios pero tu corazón esta lleno de despreció y maldad, de ese modo dices quererme, te golpeas el pecho y no me quieres, das la ofrenda y no me quieres, organizas fiestas y quemas fuegos artificiales  por mi y no me quieres, hablas bien de mi ante tus amigos y no me quieres, hoy te digo que todo lo que tienes no te servirá para evitar el dolor que sentirás eternamente en el fuego eterno, donde los lamentos no tiene oídos para que los escuchen, donde el dinero, la fama, el orgullo y el desprecio es la tarjeta de presentación para el castigo eterno, así dices quererme, ámame como Yo te enseñe amar, no sólo digas que me quieres, si no demuéstramelo con cada uno de los míos, a quienes envié para probar tu verdadero amor.
Yo te estoy esperando a que me demuestres que me quieres hijo mío ¿Cuándo lo vas hacer? ¿Hasta cuando te voy a esperar? Ven pronto antes que sea demasiado tarde. Jesús de Nazaret.

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