jueves, 16 de diciembre de 2010

MEMORANDUM PARTE 2: PERO NO VIENES A MÍ







PERO NO VIENES A MI



Que alegría sintió el padre cuando en la historia del hijo prodigo regreso el hijo que menos ayudo y mas reclamo, el hijo que gastó el dinero de la herencia de su padre en diversiones, en licor, en mujeres, en juegos, en días de bacanales hasta quedar sin dinero y quedar al olvido de sus amigos, de la gente que gozo con el cuando tenía dinero, cuando se sentía el poderoso, el que todo lo podía, en realidad no podía nada porque lo que uso y gasto no lo consiguió con el sudor de su frente, si no que obligo a su padre le de parte de sus bienes que el consideraba que era su herencia.
Cuando quedó como pordiosero y no tenía que beber, ni que comer recordó que  en la casa de su padre sobraba la comida y hasta los perrillos dejaban comida, recién se acordó que tenía padre, pero no se acordó para darle alegría, ni gratitud, ni para decirle mira la fortuna que me diste creció y te traigo estos regalos, mira cuanto he progresado, siéntete orgulloso de mi, gracias padre por que soy un hombre de bien, no regresaba a decir que la alegría reine este hogar, yo he llegado a satisfacer las necesidades, y si no hay necesidades estoy para dar un poco de lo que sobra de mi, a mis prójimos que si necesiten.
El merodeaba y se avergonzaba por que estaba sucio, con el traje roto, mal oliente, flaco, sin moral, sin esperanza a ser recibido, sin ningún derecho a reclamo, ya que el había reclamado antes y su reclamo de que había servido, de nada, pero aún  así, tenía la esperanza de que su padre se apiade de él, se conmueva su corazón y le tire un trozo de pan, en realidad no esperaba mucho por todo lo malo que el se había comportado pero aún estaba en la puerta.
El padre al verlo se alegro, se emocionó su corazón saltaba emocionado, sus ojos se llenaron de lagrimas, no le intereso el dinero perdido, no le pregunto que hizo con su vida, no lo reprimió, el padre le abrazo con todas sus fuerzas y dijo maten el mejor becerro hagan una fiesta que mi hijo ha regresado, el corazón del padre se alegro, sintió emoción satisfacción de que el hijo el amor de su vida estaba con él. 

1 comentario:

Ryeken dijo...

En esta historia, donde claramente se nota la misericordia de Dios, hay dos hermanos, bien has escenificado cómo pudo haberse sentido el hermano menor. Sin embargo, lo que no llego a comprender es lo que sintió el hijo justo, el mayor, al enterarse que el padre ordenó tantas dádivas por la llegada de su hermano. Acaso representa nuestra ligereza para juzgar a los demás, o nuestra falta de capacidad de perdonar, o nuestra indiferencia al gozo de otros, o quizá nuestra soberbia, tal vez tan sólo demuestra nuestra humanidad, y como tales, aun siendo "justos" somos permisibles de error.