miércoles, 2 de febrero de 2011

SÓLO CUANDO TIENES DOLOR – VIENES A MI PERTE: 2





SÓLO CUANDO TIENES DOLOR – VIENES A MI
PERTE: 2

En el hospital enfermo y con fiebre un hombre se sentía morir, la fiebre no se le quitaba, cada día empeoraba, un día domingo coincidió con el día del Padre fecha que celebra todos los tercer domingos de Junio, llegó su visita y entre ella a escondidas entró su hijito con un regalito para su padre, era un perfume que el mismo niño había escogido para su papito que era como le llamaba a su padre, el niño con sus inocentes tres  añitos se acercó a darle el regalo y un beso a su padre, La habitación tenía seis camas una frente de la otra, para mala suerte el padre empezó con los escalofríos, que lo hacia tiritar estirándose y colocando las puntas de los pies en la baranda inferior de la cama y la cabeza en la cabecera de la misma, la gente comentaba se va (Se muere), pobrecito dice el medico que se va(Se muere), su mujer no soportó salió llorando abrazada de su padre y una joven con un señor que estaban parados en la cama del costado dieron vuelta, se acercaron al paciente, hablándole el señor desconocido le dijo:
-Me permite  orar a mi Dios por usted.
-Contestó el paciente, con las siguientes preguntas: ¿Quién es tú Dios? ¿El Padre de Jesús?
- Si, contestó el desconocido.
-Entonces ora por mí, porque Él también es mi Dios.
El hombre le preguntó su nombre y empezó a orar por él y la joven lloraba como si fuese la hermana, el  padre o un familiar del enfermo, y el enfermo sintió que algo salía de su pecho y al momento de salir ese algo, se sentía aliviado como si la enfermedad se hubiese juntado todo para salir de él, pero ese algo regresó con tal fuerza como si estuviese atado con un liga tan fuerte que no se podía romper, el enfermo se entristeció y dijo para si mismo, Dios mío perdóname,  me falta fe.
Esa misma noche el enfermo tubo dos sueños en el primero vio que muchos corazones alados, es decir que tenían alas como las aves se iban al cielo y en uno de ellos miro que llevaba su nombre, el desesperado grito en sus sueños, noooo, no Señor, Dios mío aún no me lleves, ¿Quién va a ver a mi hijito? ¿Quién lo va a cuidar y amar cómo yo lo amo? ¿Quién va a ver de mi mujer y de mi madre?, no Dios mío,  dame más tiempo, ten piedad de mí., moviéndose en sus sueños desesperado sudaba constantemente.
Eran casi las dos de la madrugada y el enfermo se lleno la garganta de flema y estuvo a punto de ahogarse su mujer que siempre estuvo a su lado tomó papel higiénico y le limpió evitando se ahogue, él posteriormente le pide agua o jugo envasado, preguntando la mujer a la enfermera si podía darle a su esposo el jugo solicitado, la enfermera le contestó previa consulta al médico, señora dice el médico que si su esposo le pide agua, jugo, cerveza, cabrito, o lo que le pida le dé; la mujer regresó llorando sola con su dolor porque sabía que cuando un paciente está muy mal o grave es costumbre darle todo lo que pida, llorosa y recogiendo todas sus fuerzas se acercó a su paciente diciéndole, amor mío el médico dice que no tomes jugo, es mejor que tomes agua, pero el no podía pasar el agua, ella tomó un trozo de algodón y dejó caer gotas de agua a la boca reseca del hombre que amaba, hasta que soltó en llanto, él al verla apretó la mano de su amada y le dijo con voz ronca y despacio.
No llores mi amor,  no voy a morir, ya le he pedido a Dios que no me deje morir por mi hijito, por mi madre y por ti, cerró los ojos y quedó profundamente dormido y soñó que se encontraba en una camilla en el centro de un templo, el templo tenía asientos, pero estaba vacío, solo él acostado con un terno gris en el centro del templo, escuchaba voces que oraban y cantaban y mencionaban su nombre, pero no logro ver una sola persona,   las voces y los cánticos le recordaban a los escuchados por el señor y la joven que le habían pedido orar por él, cuando despertó la fiebre le había bajado, el contó lo sucedido pero nadie le prestó atención, entonces el preguntó por el señor si venía siempre al hospital a orar, pero nadie le daba razón del señor y de la joven, días después salía del hospital, sin poder olvidar la visita recibida y los sueños.
Porque esperamos estar desesperado para ir a Él, dónde estamos el resto del tiempo, y dónde vamos después que hemos recibido la ayuda, porque te olvidamos tan pronto, escucha muchas de las cosas que te pasan se debe al comportamiento que llevas en el camino de tú vida, y solo tú vas a responder por ellos el día del juicio, a nadie se le va a juzgar por ti, ni tú tampoco vas a ser juzgado por nadie, de los errores que tú cometas se te juzgará, porque en ese momento a nadie se le escuchará, pues todo lo que se tiene que escuchar se escuchará durante el camino de tú vida.
No esperes estar dolido para ir a Él, porque Él que escucha tus ruegos.

No hay comentarios: