domingo, 29 de diciembre de 2013

EL HOMBRE MISTERIOSO

EL HOMBRE MISTERIOSO

Esta historia me lo contó, un amigo, a quién estimo mucho, es la persona que fue intervenida, por este hombre misterioso. Años atrás solicite su autorización para poder publicar está historia, en la que él, me aseguró que lo sucedido es cierto.

Carlos, tenía una enfermedad en el estómago, que le estaba adelgazando constantemente,  pues todo lo que comía lo arrojaba, un día apareció un señor en el pueblo de Moyobamba. Este hombre, le dijo al padre de Carlos,  yo le curo a su hijo, pero eso si le va a costar 2,000 soles.
El padre de Carlos se encontraba desesperado, había acudido a los médicos, hierbateros, curanderos del pueblo, y la enfermedad que tenía su muchacho seguía avanzando, en estas circunstancias aceptó.
Pero, cómo se yo que lo curará, preguntó el padre de Carlos.
Amigo mío, usted no pagará hasta que vea al muchacho curado, además usted, le va a comprar esta medicina, va hacer que el muchacho se instale en su lecho,  a las 11 de la noche, que yo estaré allí a las doce. Dígale, por favor, que solamente se cubra con la frazada, hasta la altura del ombligo, coloque usted una vela encendida en la habitación, deje la ventana abierta, para que el cuarto este ventilado. En la habitación, sólo debe estar el muchacho. En este papel escríbame sus nombres y apellidos completos, no comente con nadie esta conversación.
Carlos, entró en la habitación a las 11 de la noche exactamente,  trato de no dormir, su deseo era mirar a la persona que le iba a curar, pero despertó a las cuatro de la mañana. Al momento de pretender levantarse, Carlos, le apreció un dolor en el estómago, entones se miró, tenía una cicatriz, que aún la lleva con él hasta estos días, se levantó con un poco de dificultad, para sorpresa suya, la medicina que estuvo el frasco, es decir la medicina que su padre compró y dejo en el cuarto, no estaba, la habían  usado.
Cómo sucedió esto, a qué hora llegó este señor, cómo llegó a su habitación sino entró por la puerta de la casa, nadie le había visto llegar, esto era un secreto, nadie debía enterarse.
Paso el tiempo, un día Carlos con sus amigos estaban en la esquina, cuando miró, que el señor, quien le había curado, estaba llegando a su casa, nada más, ni nada menos, que volando como superman, pero de repente, estando ya a la altura de su casa, se cae; ellos corrieron, tocaron la puerta de la casa de este hombre, para presurosos contar a la señora de este hombre,  que su marido, estaba llegando a su casa como Superman, volando, pero que de un momento a otro, se había caído, tocaron la puerta y cuando le estaban por decir a la señora, lo que vieron, el señor este, bajaba las escaleras hablando con un poco de enfado, a su mujer: ¿Qué has hecho, con lo que yo he dejado en la habitación? Le preguntó.
Nada, contestó ella. Sólo, he movido un poco el muñeco que estaba en la cama.
Por favor, la próxima vez no toques nada, contestó él mirando seriamente.
Su mirada, parecía adivinar lo que ellos iban a manifestar, fue más que una orden para Carlos, quién optó por retirarse al igual que sus amigos.

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